La ciudad en el abandono y el abandono de la ciudad: el caso de la ciudad y Puerto de Veracruz



Porfirio Castro Cruz*

La ciudad y Puerto de Veracruz celebrará el 22 de abril del 2019, el V Centenario del desembarco de Cortés en la costa frente al entonces islote de San Juan de Ulúa; el primer contacto con los nativos, así como su fundación como Ayuntamiento o primera Villa en Nueva España, la cual fue cambiada de lugar varias veces: primero, a escasos días de su creación, se mudó a la costa frente a Quiahuixtlan; luego, en 1525, a las márgenes del río Huitzilapan –hoy La Antigua–; y desde 1599, en el sitio que ocupa actualmente.
Al no haber en las cercanías materiales como piedra y madera de buena factura para ser utilizados en la construcción de sus inmuebles, los españoles tuvieron que recurrir a la piedra múcara o de coral. De ahí lo complejo del rescate, revitalización y conservación de los edificios del centro histórico de Veracruz, aunado a las condiciones de humedad y salinidad que prevalecen durante la mayor parte del año, y al desinterés de la mayoría de los dueños y de las propias autoridades en los tres órdenes de gobierno —sobre todo las municipales—, que se han sucedido en los últimos años. Todo ello, sigue afectando las condiciones de los inmuebles, que lucen ruinosos y depredados por el tiempo y la mano de las personas, en contraste con otros centros históricos en zonas costeras, como es el caso de San Francisco de Campeche, en donde se han desarrollado proyectos integrales de rescate que han impactado positivamente en su patrimonio edificado y su paisaje urbano.
Adicionalmente, un factor que contribuyó enormemente al descuido y destrucción del patrimonio en Veracruz, fue la falta de un instrumento jurídico, aun cuando otras ciudades —incluso algunas más jóvenes—, contaban con una protección legal para su patrimonio edificado; es hasta el 1º de marzo del 2004 cuando el Instituto Nacional de Antropología e Historia contó con un decreto mediante el cual el Presidente de la República de ese momento, Vicente Fox Quezada, declaró la Zona de Monumentos Históricos de la Ciudad y Puerto de Veracruz. A partir de ahí, el Instituto Nacional de Antropología e Historia, a través del Centro INAH Veracruz, tuvo el instrumento jurídico definitivo para vigilar y supervisar cualquier proyecto de intervención en este lugar.
            De ahí que es mucho el patrimonio histórico que se ha perdido, como el caso de la muralla y el lienzo de mar con ocho de sus nueve baluartes, sus accesos como las puertas de la Merced y la México; la casa donde Benito Juárez tuvo la sede de la Presidencia de la República en nuestra ciudad, por citar algunos. Sin embargo, existen inmuebles de un alto valor patrimonial que con voluntad y compromiso se puede recuperar como el caso que albergó al antiguo convento de la Compañía de Jesús y más tarde a los agustinos, el cual es hoy una bodega ruinosa.
            Caminar por las calles y avenidas del Centro Histórico y su Zona de Monumentos Históricos, produce tristeza al observar el corazón de la ciudad en el abandono y descubrir cómo muchos de sus moradores lo han dejado en el olvido, sea por decisión propia al buscar mejores condiciones de vida o, en algunos casos, porque los propietarios de los predios han promovido juicios de desalojo o simplemente los han lanzado a la calle sin mediar palabra alguna, como sucedió con las familias que habitaban el antiguo Patio Bravo, para luego tapiar los accesos principales, las puertas y ventanas de los inmuebles en “aras” de su protección, aunque esto genere un mayor grado de humedad que consecuentemente lleva al desplome de techos y muros, ocasionando un daño grave a este patrimonio, y a veces, hasta su pérdida total.
Así que es urgente conformar y poner en marcha un grupo colegiado para devolverle la vida y dignidad a esta zona de monumentos históricos, responsable de diseñar y ejecutar un proyecto integral de rescate, revitalización y conservación, y que, además, logre conciliar los intereses y necesidades de los propietarios con los de las autoridades en la materia, pues existe una brecha importante entre quienes tienen la posesión de los inmuebles y la delegación del Instituto Nacional de Antropología e Historia en el Estado de Veracruz. Se trata de posibilitar que, sin perder los valores patrimoniales, sea posible restaurarlos con técnicas actuales. Basta mencionar, como ejemplo, el caso exitoso del rescate y revitalización del antiguo convento de Santo Domingo, realizado por la empresa de restaurantes Toks.
Al hablar de un proyecto de rescate, se hace referencia a la intervención arquitectónica de los inmuebles abandonados, para recuperar su belleza y funcionalidad, y no lo que se ha hecho durante los últimos proyectos que se han dado a conocer, que solo se avocan, en el mejor de los casos, a intervenir el paisaje y mobiliario urbano, así como a pintar las fachadas de las casas y edificios, aunque sus interiores estén en completo abandono, como se puede observar en los Portales de Lerdo y en la avenida Ignacio Zaragoza.
Aunado a lo anterior, es necesario generar estímulos fiscales importantes, tanto para quienes inviertan en el rescate de estos inmuebles, como para quienes ahí creen negocios y generen fuentes de empleo que mejoren la calidad de vida de los habitantes. Con ello, se facilitará que los habitantes y turistas puedan conocer y apreciar estos edificios que forman parte del devenir de la Ciudad y Puerto de Veracruz, recuperando nuevamente el valor de su patrimonio edificado.
Veracruz tiene un gran potencial para desarrollar proyectos de turismo cultural sostenible que, hasta este momento, no han sido impulsados por los tres órdenes de gobierno.
Por ello, es necesario que la sociedad civil se involucre y participe activamente en la generación de estrategias que permitan no sólo reconstruir, recuperar y cuidar nuestro patrimonio, sino también nuestra identidad local y sentido de pertenencia. Tenemos una gran deuda con las nuevas generaciones, a quienes no les estamos inculcando el conocimiento y aprecio por su patrimonio, memoria histórica y diversidad cultural. Si no se pude valorar aquello que no se conoce, entonces ¿cómo se pretende que los jóvenes cuiden y ayuden a preservar aquello que no saben es importante para su vida cotidiana?
Hoy, ante la inminente celebración del V Centenario de la fundación del Ayuntamiento de Veracruz, es urgente poner en marcha una política pública de rescate, revitalización, conservación, preservación, promoción, difusión y divulgación del patrimonio cultural material e inmaterial de la Ciudad y Puerto de Veracruz. Teniendo en consideración la vasta cantidad de recursos que se requiere, es necesario involucrar no sólo a los tres órdenes de gobierno y los propietarios de los inmuebles; también a la iniciativa privada, la sociedad civil, universidades y fundaciones nacionales e internacionales. Urge diseñar y poner en marcha un proyecto ejecutivo que precise con claridad el objetivo, alcance y funciones complementarias a realizar.  Sin duda alguna el cuidado de nuestro patrimonio cultural es muestra de la voluntad de ofrecer a todas las personas un lugar donde no se sientan solas en el tiempo que se escapa, un lugar donde se sientan en compañía de los suyos, de ayer y de hoy.


* Porfirio Castro Cruz es gresado de la licenciatura en Ciencias de la Comunicación de la Universidad Cristóbal Colón. Diplomado en Periodismo Cultural; Gestión y Promoción Cultural; Patrimonio Cultural de México; entre otros. Experto en Políticas Culturales y Gestión Cultural. Ha sido profesor de la Universidad Veracruzana, así como Monitor académico de la Dirección de Educación a Distancia del Centro Nacional de las Artes. En el Instituto Veracruzano de la Cultura fue director del Centro Veracruzano de las Artes Hugo Argüelles y de la Casa Museo Agustín Lara; fue el primer titular del Centro de las Artes de Querétaro hasta el 2013, para posteriormente a nivel nacional ser Director de Divulgación del Instituto Nacional de Antropología e Historia, cargo que ocupó hasta mayo de 2017.
Como fotógrafo, se ha abocado a la antropología visual y su enseñanza, por lo que se ha formado con distintos fotógrafos nacionales y norteamericanos entre los que sobresalen Elsa Medina, Francisco Mata, David Maawad, José Antonio Rodríguez, Rebecca Norris, Alex Webb, entre otros.Ha publicado distintos artículos en libros y revistas, teniendo como líneas de investigación la fundación del Ayuntamiento de Veracruz; los conventos que se asentaron este lugar durante la época colonial; las enfermedades y hospitales que existieron; así como la orden de Nuestra Señora de Belén o de los Betlemitas en el virreinato de Nueva España.

Imagen 1: Antiguo Convento de la Compañía de Jesús.

Imagen 2: Antiguo Barrio de La Huaca

Imagen 3. Casa abandonada cercana a la Plazuela de la Campana

Imagen 4. Edificio abandonado en los Portales de Lerdo, a un lado del edficio del Ayuntamiento local


Imagen 5. Interior del antiguo Convento Jesuita

(Fotografías: Porfirio Castro)




Comentarios

Graciela O L dijo…
Buenas tardes, he descubierto esta publicación justo en noviembre de 2023, después de visitar el Puerto de Veracruz en dos ocasiones en 2022 y en verano de 2023. Comparto vuestra opinión, Veracruz es una ciudad que me gusta muchísimo a pesar de sus problemas con la conservación de su patrimonio arquitectónico tan único y en muchas ocasiones poco valorado y promocionado por las instituciones que tienen en su mano hacerlo.
Es curioso, pero yo escribí, como visitante europea, una reflexión sobre este tema muy parecida a la que aquí se expone, sin haber leído antes este blog. Si queréis comprobarlo y contrastarlo paso el enlace, saludos.

arrozconlechealaveracruzana.blogspot.com

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